Hola que tal, mucho tiempo sin escribir ni publicar nada, y es que la falta de tiempo es un obstáculo a veces, pero aquí estamos. :)
Esta vez no vengo a compartirles anécdotas de conciertos y/o referentes a la música, no. Hoy quiero tocar una parte de un libro que estoy por concluir el cual se titula "Cazadores de Sombras: Cuidad de Hueso"(A.K.A The Mortal Instruments. City of Bones), el cual es el primer libro de toda una serie escrita por Cassandra Clare. No quiero tocar la trama ni información más detallada del libro y su autora, pues tal vez lo haga más adelante con una reseña acerca de éste por lo que me limitaré a ser breve. Cabe destacar, que me acabo de enterar que se estrenará una película basada en este primer libro que verá luz a mediados
A continuación les comparto en una pequeña parte del libro en la cual está narrada un cuento que utiliza Jace (personaje del libro) para dormir a Clary (personaje del libro), el cual no es precisamente uno que yo utilizaría con ese fin, pero que tiene un gran mensaje y comparto punto de vista.
Cabe destacar que el texto que pondré a continuación, así como todos los derechos le pertenecen a Cassandra Clare; lo cual esto lo utilizo para resaltar este gran obra literaria y con la intención de publicitar y llamar la atención de futuros lectores, así como medio de información. Por otra parte, la traducción le pertenece a Gemma Gallart, por el buen trabajo que realizó.
Excelente parte. gracias por leerme.
—Cierra los ojos.Ella los cerró. Podía ver la imagen residual de la luz de la lámpara reflejada en el interior de los párpados, igual que diminutas estrellas estallando.—Había una vez un niño—comenzó Jace.Clary le interrumpió inmediatamente.—¿Un niño cazador de sombras?—Por supuesto.—Por un momento, un sombrío tono divertido coloreó su voz, luego desapareció—. Cuando el niño tenía seis años, su padre le dio un halcón para que lo adiestrara. Los halcones son aves rapaces…que matan pájaros, le dijo su padre, son cazadores de sombras del cielo.>>Al halcón no le gustaba el niño, y al niño tampoco le gusta él.Su pico afilado lo ponía nervioso, y sus ojos brillantes siempre parecían estarlo vigilando. El ave lo atacaba con el pico y la garras cada vez que se acercaba a él. Durante semanas no dejaron de sangrarle las muñecas y las manos. Él no lo sabía, pero su padre había seleccionado a un halcón que había vivido salvaje durante más de un años, y por o tanto era casi imposible de domesticar. Pero el niño lo intentó, por que su padre le había dicho que hiciera que el halcón le obedeciera, y él quería complacer a su padre.>>Permanecía al ave constantemente, hablándole para mantenerla despierta e incluso poniendo música, porque se suponía que un ave cansada era más fácil de domar. Aprendió a manejar el equipo: las pihuelas, el capuchón, la caperuza, la lonja, la correa que sujetaba al halcón a su muñeca. Se suponía que debía mantener ciego al halcón, pero no tenía valor para hacerlo; en vez de eso intentó sentarse donde el pájaro pudiera verlos mientras le tocaba y acariciaba las alas, deseando con todas sus fuerzas que aprendiera a confiar en él. Le daba de comer en la mano, y al principio el halcón se negó a comer. Mas tarde comió con tanta ferocidad que el pico hirió al niño en la palma de la mano. Pero el niño estaba contento, porque era un progreso, y porque quería que el pájaro le conociese, incluso para que el ave le dejara sin sangre para conseguirlo.>>Empezó a ver que le halcón era hermoso, que sus alas delgadas estaban pensadas para la velocidad en el vuelo, que era fuerte y rápido, feroz y delicado. Cuando descendía hacia el suelo, se movía como la luz. Cuando aprendió a describir un círculo y posársele en la muñeca, él casi gritó de júbilo. A veces el ave saltaba a su hombro y ponía el pico en sus cabellos. Sabía que su halcón le quería, y cuando estuvo seguro de que no sólo estaba domesticado sino que perfectamente domesticado, fue a su padre y le mostró lo que había hecho, esperando que se sentiría orgulloso.>>Per en vez de eso, su padre tomó al ave, ahora domesticada y confiada, en sus manos y le rompió el cuello. Te dije que hicieras que fuese obediente—le dijo su padre, y dejó caer el cuerpo sin vida del halcón al suelo—. Pero tú le has enseñado a quererte. Los halcones no existen para ser mascotas cariñosas: son feroces y salvajes, despiadados y crueles. Este pájaro no estaba domado; había perdido su identidad.>>Mas tarde, cuando su padre le dejó, el niño lloró sobre su mascota hast que finalmente el padre envió a un criado para que se llevara el cuerpo del ave y lo enterrara. El niño no volvió a llorar, y nunca olvidó lo que había aprendido: que amar es destruir y que ser amado es ser destruido.Fin.
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